Tragedia en la Iglesia de «Santa Teresa». año 1952.
La tragedia de Santa Teresa fue un hecho ocurrido en la ciudad de Caracas, el nueve de abril de 1952, (Un miércoles santo) hace 69 años al momento de escribir este artículo.
Los acontecimientos ocurren durante la popular procesión del Nazareno de San Pablo, que se realiza todos los años en la Basílica de Santa Teresa.
HISTORIA:
La imagen del Nazareno de San Pablo, es la de devoción de todo hijo de Caracas. Es una talla en madera de pino flandes de Sevilla, España, posiblemente creada por Felipe de Ribas en el siglo XVII. Dice la tradición que el escultor, después de terminar de tallar la imagen, el Nazareno se le aparece y le pregunta: «Donde me has visto que tan perfecto me has hecho».
La imagen fue llevada a Caracas, colocada y recibiendo veneración por primera vez en la iglesia de san Pablo Ermitaño, y de ahí viene probablemente su nombre de Nazareno de San Pablo.
Cuenta la leyenda que, en el año 1697, azotó la ciudad de Caracas una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, y por la devoción popular hacia la imagen, esta fue sacada en rogativa. Durante la procesión pasó por un huerto cercano a su templo, sembrado de limoneros, y un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del nazareno, cayendo algunos al suelo. Los devotos los recogieron, ofreciéndolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.
La imagen fue consagrada el 4 de julio de 1674 por fray González de Acuña, y recibió culto por primera vez en la capilla de san Pablo hasta que en 1880 el presidente anticlerical Guzmán Blanco ordenó su derribo, levantando en el mismo lugar el Teatro Municipal. Tiempo después el presidente mandó a construir en honor a su esposa la Basílica de Santa Teresa, siendo trasladada la imagen del Nazareno a este nuevo templo, donde es venerada en la actualidad.
ACONTECIMIENTOS:
Según relata Manuel González en su -elblogdemaracaibo.blogspot.com- los sucesos ocurren; “A partir de las dos de la madrugada, cuando la gente despavorida corría sin rumbo fijo y a su paso atropellaba y tumbaba personas que no pudieron levantarse.
Como todos los años Aquella mañana, la Basílica de Santa Teresa estaba a reventar. Los devotos del Nazareno de San Pablo, hacían cola desde la noche anterior para cumplir con la promesa hecha al Cristo vestido de morado, con la Corona de Espina sobre su cabeza y la Cruz sobre sus hombros. La mayoría eran niños, que llevados por sus mayores marchaban lentamente, ante la gran cantidad de gente, casi siempre con una vela encendida, signo de la devoción y la fe.
Como a las 4 y 45 minutos de la madrugada, cerca del Altar Mayor se inició un movimiento extraño y la multitud comenzó a replegarse. En segundos, comenzaron los gritos, el llanto, las carreras con tropiezos, y la caída fatal de mucha gente.
El “tropel”, pues no era otra cosa, corría desaforadamente, empujando, pasando por encima de los caídos y buscando afanosamente una salida. Fueron minutos de total incertidumbre. Algunos corrían para salvarse, no sabían de qué o de quien, otros gritaban y trataban de levantar del suelo a los que se revolcaban ante el peso de los que por ganar la puerta, no les importaba que pisaban o empujaban a otros.
Niños y ancianos fueron el mayor porcentaje de los muertos y heridos. Pobres mujeres indefensas ante el atropello general habían caído al suelo para no levantarse jamás.
Fueron escenas dantescas donde 46 personas quedaron muertas sobre el piso de la iglesia, confundidos con zapatos, carteras, esperma, velas y restos de algún traje de Nazareno.
En total 23 niños, 22 mujeres, la mayoría ancianas y un hombre de avanzada edad perdieron la vida.
Varias versiones Corrieron, una de ellas la del Párroco Hortensio Castillo que señalaba como un grito de !Fuego ! y !Temblor !, cerca del Altar Mayor, donde oficiaba la Santa Misa el Padre Marcial Ramírez. “Era una voz fuerte”, aseveró Monseñor Castillo.
Los acontecimientos nunca fueron esclarecidos en su totalidad. Un Oficial de la Seguridad Nacional aseguró que una vela había alcanzado el velo de una dama, produciéndose inmediatamente la alarma general entre todos los que estaban en la iglesia.
El Padre Ramírez, quien era el más cercano al Alta Mayor, por estar oficiando la misa de esa hora, aseguró que nunca vio fuego, ni se percató de que alguien gritara.
Para aquel entonces en Venezuela gobernaba La Junta de Gobierno que presidía Germán Suárez Flamerich, junto con Llovera Páez y Pérez Jiménez a su lado.
El gobierno ordenó una investigación del caso y la policía política se dio banquete apresando políticos, que en ningún momento estuvieron en la iglesia.
El Gobernador del Distrito Federal, Comandante Guillermo Pacanins, se apersonó muy temprano en el sitio de los sucesos y declaró que todo se aclararía. Más, ninguna investigación llegó a fondo como para dar luz sobre las causas del lamentable suceso.
En esos días se preparaba el plebiscito de Pérez Jiménez para diciembre. ! Todo quedó cubierto con el manto del silencio!”.
Como complemento a lo antes señalado, días después de ocurrido este lamentable suceso, el jefe de la policía política para aquel momento llamada “Seguridad Nacional” Pedro Estrada, en unas declaraciones dadas a la prensa señalo; que los acontecimientos ocurridos en la Iglesia de Santa Teresa en Caracas, obedecían a todo un plan para generar desestabilización y provocar un atentado contra el Coronel Marcos Perez Jimenez, Ministro de la Defensa Nacional para ese entonces. Como autores fueron señalados los dirigentes del partido político A.D. lberto Carnevalli y Leonardo Ruiz Pineda. Nunca se pudo corroborar la veracidad de los hechos.
WAL/rr.