¿Qué es el cine venezolano? (parte II).

     ¿Qué es el cine venezolano? Parece una pregunta sencilla. Seguramente estructuraste la respuesta en tu cabeza apenas terminaste de leer el encabezado. Apuesto a que pensaste algo como: Es el arte consistente en la narración de historias por medio de la proyección de películas. En este caso, realizado en territorios venezolanos de la mano de actores y directores nativos.  

     Muy simple de explicar y comprender ¿No lo crees? A diferencia de aquellas rebuscadas respuestas de carácter filosófico que pueden ofrecer los cineastas o críticos especializados cuando se les hace la misma pregunta en alguna entrevista televisada.

     Sin embargo, a pesar de que este concepto sea claro para muchas personas, es posible que muy pocos individuos sean conscientes de algunos datos interesantes relacionados con nuestra cinematografía. Entre los cuales, podemos mencionar:

  •  Posee 122 años de existencia.
  • La cinta Libertador estuvo muy cerca de ser nominada al Oscar en el año 2014 a ´´Mejor película extranjera«.
  • El primer autocine de Suramérica fue construido en Los Chaguaramos, Caracas en 1949.   
  • En 1939 se estrenó El Rompimiento de Antonio Delgado Gómez. El primer largometraje sonoro hecho en nuestro país.
  • En el año 2014 se registró la asistencia de más de 4 millones de espectadores en salas que exhibieron películas venezolanas.
  • El actor Carlos Montilla audicionó (Del verbo audicionar;  prueba que se hace a un cantante, a un músico, etc., para valorar sus cualidades) para el papel de Diego de la Vega. Personaje principal de la cinta La Máscara del Zorro
  • La cinta Up  de Disney co-producida por Pixar posee una ambientación compuesta por paisajes inspirados en El Roraima y El Salto Ángel.
  • Muchas películas criollas compiten (y ganan premios) en festivales internacionales cada año.

      ¡Genial! ¿No lo crees? Podría apostar (de nuevo) a que no conocías mucho de esta información. Si estoy equivocado te ofrezco mis disculpas. Sin embargo existe un punto en el que podemos estar de acuerdo: Los antecedentes del cine nacional resultan alucinantes.  Incluso aquellas personas que no sientan una verdadera atracción por él, debe reconocer sus méritos.

     Ahora que lo menciono ¿Te has preguntado por qué el cine venezolano posee tantos detractores? O incluso puede que tú mismo hayas sido un poco receloso cuando aparece ante tus ojos el anuncio de alguna nueva película hecha en casa. Espero que no se me malinterprete. El respeto es esencial y toda persona tiene derecho a formar su propia opinión sobre cualquier largometraje. No obstante, muchas son las personas pre juiciosas que no se arriesgarán a pagar una entrada para ver una película por el simple hecho de ser venezolana. Habrán tenido malas experiencias con otros títulos y consideran que el resultado será el mismo con la próxima cinta que esté presente en cartelera: Descontento.

     Pero más allá de los juicios apresurados ¿Existen otros motivos para rechazar el cine nacional? Algunas personas lo consideran vulgar por sus diálogos que a veces están repletos de obscenidades (Y el hecho de que varias cintas utilicen una fotografía sucia no es de gran ayuda) Otros piensan que la calidad del guión es simplona o posee sub tramas que no sabe plantear ni desarrollar de la forma adecuada. Pero uno de los motivos más interesantes por los que nuestra cinematografía suele ser evitada es: Muchos van al cine con la intención de distraerse de las dificultades de sus vidas. Y desafortunadamente (en este caso) el cine venezolano tiende a reflejar MUCHO de esa cruda realidad de la que el espectador casual desea olvidarse.

     Tópicos tales como las clases sociales o la delincuencia abundan en nuestras películas. Los personajes pueden tener actitudes desagradables y las historias son narradas de forma cruda. En los dramas, por otra parte, no se busca cautivar al público con personajes agraciados y ambiente color pastel. Sino mostrarle individuos con aspiraciones muy comunes pero cargados de inseguridades que le dificultan alcanzar dichas metas. Una condición bastante usual pero dura de reconocer. Por lo que cuando la vemos reflejada en algún personaje de ficción, nos parece extraña y nos molesta. Tal como mencioné en el párrafo anterior, el espectador casual desea huir de la realidad pero si asiste a ver una película venezolana, se topará con aquello de lo que desea escapar como si fuese un muro de concreto.

     No pretendo reprender a aquellos que no disfruten de nuestras películas. Tampoco afirmo que todas las producciones son de buena calidad. Mi intención con este y con todos los artículos venideros es la de desglosar nuestro cine, mostrar sus importantes logros, explicar la gracia de sus detalles y destacar la belleza artística que siempre ha estado presente pero tal vez muchos pasan por alto. Se trata de una industria que tiene mucho para ofrecer en tema de estudio y entretenimiento. No debemos permitir que se pierda entre las páginas del libro del tiempo. El registro lo haré yo. Queda de tu parte el conocer esto que es maravilloso de una manera poco ortodoxa. El cine venezolano.

Raúl Briceño

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