La visión de Román Chalbaud. Anécdotas del cine nacional.

Román Chalbaud es uno de los cineastas más veteranos y reconocidos de la cinematografía venezolana. Con más de 60 años de carrera profesional y 22 largometrajes en su portafolio, de entre los que se encuentran algunas de las películas más representativas del país, resulta indiscutible tener en cuenta a Chalbaud como una de las mayores referencias en el campo.

El individuo que se denomina como artista, al ser una persona sensible, posee una conexión personal muy fuerte con su oficio. En la mayoría de los casos, se podría decir que antes de elegir este oficio, el oficio es quien elige primero a la persona. Ya que más allá de un trabajo, el arte es un modo de vida. E incluso una ideología para algunos. Gracias a esta potente conexión emocional, los artistas pueden presumir de una gran gama de historias anecdóticas en las que se hace evidente la relación estrecha entre la naturaleza del arte y el propio ser.

Naturalmente, un artista con semejante trayectoria y experiencia, tendrá muchas vivencias en formato de anécdotas para ofrecer a los curiosos amantes de su trabajo. Y la que relataremos a continuación, no podría ser más personal, debido a que se trata de una de las primeras interacciones entre el director y la dinámica cinematográfica.

Durante cierto periodo de su infancia, participó en un nacimiento viviente interpretando a un ángel. Contando con alas de utilería y una cuerda amarrada a su cuerpo gracias a la cual podía ser suspendido en el aire con ayuda de técnicos que se encontraban en las tramoyas, El joven Román Chalbaud era capaz de mirar desde un ángulo poco común, a una gran cantidad de personas que a su vez, también lo observaban.

Esa perspectiva es definida por el propio Chalbaud como su primer gruashot. Para él fue, realmente, su primera experiencia consistente en ver el mundo desde el punto de vista de una cámara. Dicha experiencia se quedó para siempre en su memoria y sería clave en el proceso de sumergirlo en el mundo cinematográfico después de haber conocido parte su naturaleza de primera mano.

Raul Briceño