El vuelo de «La Guacamaya» (+vídeo).
“Sostenemos que si el mar se alejó de vuestra plaza, es porque también él quería venir a América. No está dormida la sangre aventurera de nuestros pueblos, su historia de zarpes y arribadas, su contrariada y amorosa batalla para vencer las distancias oceánicas y nacionales que nos separan. Unidad de destino en la universal, es la del pueblo, y no la de las banderas.” (Epitafio del Documental “Tokoara”, de 1993).
Una escultura anclada en el helipuerto El Ávila, creada por Francisco Pacheco, recordará el infinito trabajo realizado por el y su compañero de aventuras y equipo; Tomás Spanier, pilotos ambos al mando de La Guacamaya, helicóptero y pájaro de metal, revestido de vistosos colores, imitando a un ave tipica de nuestra fauna silvestre, que salvó vidas en desafortunados eventos como el deslave de La Guaira, la explosión del oleoducto en Aragua. También anidó sueños como la travesía de Colón a la inversa. Finalmente sucumbió en manos de grupos irregulares, cuando fue secuestrado y enterrado en la selva.
La Guacamaya sera recordada por sus innumerables viajes a la selva, al Sari Sari Ñama, donde nuestros indígenas señalaban al helicóptero y decían toko-toko, por el sonido de su motor, Ara (guacamaya) en su lengua, por el colorido de su fuselaje, semejante al de las hermosas aves de nuestra amazonia nacional. Por sus rescates en el páramo andino a más de 5 mil pies de altura, por el trabajo diario e incansable de bordear a Venezuela cada vez que fuese necesario, La Guacamaya perdurará en el tiempo. Lamentablemente el 21 de noviembre de 2002, cuando fue contratado un servicio para hacer auditoría en una finca cerca de Maturin, estado Monagas. Estando en el sitio el piloto González fue abordado por un grupo de hombres y mujeres que lo obligaron a levantar el vuelo de no retorno. La averiguación quedó como muchas otras en el país, pero quienes navegaron en ella, o la conocieron reposando en el helipuerto, rendirán por siempre homenaje a La Guacamaya.
Por: enero 16, 2014
(Artículo actualizado el 20 de Julio de 2016).
Comenzar por el final. Algo muy apropiado para esta historia. Pues fue precisamente desde Macuro, Edo. Sucre, Venezuela, final del tramo de venida en la ruta seguida por el navegante Cristóbal Colón en su tercer viaje, entre mayo de 1498 y Noviembre de 1500 y en el que descubrió para el viejo mundo el Norte de Venezuela y la masa continental americana el 1ro de Agosto de 1498, que el Helicóptero YV-304CP, apodado cariñosamente ‘La Guacamaya’, bajo el mando de sus valientes pilotos Francisco Pacheco y Tomas Spanier, partió en Diciembre de 1992 en sentido inverso, ‘Sobre la Estela de Colón’, hasta el puerto de Palos de Frontera, en España, con el propósito de conmemorar los 500 años del primer viaje del Almirante en 1492 y el cual había resultado en el ‘Encuentro de dos Mundos’.
Con este evento, se convierte en el 1er y único helicóptero en el mundo en cruzar el Océano Atlántico.
66 años antes, en 1926, el ‘Plus Ultra’, un hidroavión Dornier Do J Wal (Ballena) del Ejercito del Aire Español, había realizado el primer vuelo por etapas entre España y América, tocando puntos en Cabo Verde, Brasil y Uruguay, para concluir su viaje en Buenos Aires, Argentina, donde actualmente reside la nave original, en el Complejo Museográfico Provincial “Enrique Udaondo” de la ciudad de Luján, Argentina.
El Helicóptero y su tripulación:
Era La Guacamaya un helicóptero Hughes modelo 500D, Serial Nº 300681D, construida por la Hughes Helicopters en Culver City, EUA en 1980. La Guacamaya llegó a Venezuela por primera vez el 25 de Marzo de 1980 al mando de Francisco, actual presidente del Helipuerto Ávila, y Tomás, empresario y asesor de negocios, desde EUA hasta la Isla de Margarita. Obtuvo su nombre debido a su vistosísimo esquema de pintura, en colores azul, verde, amarillo, naranja y rojo, que replica el plumaje de la ‘Guacamaya Bandera’, nombre común en Venezuela de la especie de guacamayas ‘Ara macao’, siendo Ara una palabra de origen indígena. Esto último, sumado a la denominación onomatopéyica ‘Toko-Toko’ usada por los indios Yanomami para nombrar al helicóptero debido al sonido que producen sus palas, dieron origen a su otro nombre: TOKOARA
El 3 de Marzo de 1983, Francisco Pacheco y La Guacamaya realizaron el rescate más alto del mundo para un 500D en Mérida a una altitud de 14200 pies (4330 m). El YV-304CP se hizo muy popular en Venezuela en la década de los 80s en los círculos de aventuras, de ecoturismo, eventos musicales y medios audiovisuales al acompañar por todo el territorio nacional a los majestuosos vuelos de los globos de aire caliente de Venceramica, en especial con la serie ‘Expedición’ de 1986 del canal RCTV, incluyendo expediciones sobre densas junglas, heladas montañas y rescates de globos, entre otras. En los 90s, teniendo ya como propietarios a sus pilotos Francisco Pacheco y Tomas Spanier, participa en la serie ‘Neblina’ de 1990, del español Xavier Gabriel de Expedur, en el Amazonas. Esto convierte al YV-304CP un icono de la aviación de ala rotativa nacional, siendo fácilmente identificado por cualquier aficionado en presencia, en fotos y en TV, por su apodo: “¡mira, es La Guacamaya!”.
Francisco Pacheco Díaz nació en Caracas el 14 de Octubre de 1953. Piloto comercial de helicópteros desde el año 1979 e instructor de vuelo. Fue el primer piloto Venezolano en realizar el curso en helicópteros “NOTAR” (NO TAil Rotor, sin rotor de cola). Francisco ha sobrevolado todo el territorio nacional, Centroamérica, gran parte del territorio norteamericano, Europa y las Islas del Caribe. Ha efectuado numerosos vuelos nocturnos, búsquedas y rescates. Por sus hazañas ha obtenido importantes reconocimientos tanto del Gobierno Venezolano como de los fabricantes de helicópteros y revistas nacionales e internacionales; entre ellos: el rescate más alto del mundo realizado en un helicóptero Hugues 500D en 1982, Fue nominado por People & Art, como héroe a nivel mundial por su labor en la Tragedia de Vargas en el año 1999. Se destaca en el medio publicitario por su estilo de vuelo. Ha realizado numerosas películas en la selva venezolana y más de cincuenta expediciones de aventura en todo el país con personalidades muy distinguidas en el mundo. Para el año 2012, contaba con una experiencia de 13.850 horas totales de vuelo en diferentes modelos de helicópteros. Se desempeña como presidente del Helipuerto Ávila en Caracas, donde además tiene sus propias compañías: Helicópteros Pacheco C.A. y Rotor School C.A. , un centro de instrucción para pilotos de helicópteros.
Tomás Spanier Kuert nació en Caracas el 21 de Marzo de 1948. Piloto profesional con entrenamiento de vuelo en diferentes tipos de helicópteros en los Estados Unidos de Norte America, Alemania y Venezuela. Cursos de Supervivencia en Agua y Selva, Instructor de Vuelo. Ha realizado expediciones a la zona selvática de Venezuela, misiones de búsqueda y rescate, misiones policiales, operaciones en flotas atuneras y emergencias médicas. Su labor de rescate ha sido altamente reconocida por el gobierno Nacional y empresas privadas venezolanas. Acumuló una experiencia de 4.800 horas de vuelo dentro del territorio nacional y en el exterior. Actualmente se encuentra retirado del mundo aéreo, es empresario y además se desempeña como asesor de negocios.
[Texto tomado del folleto «El Espíritu de la Guacamaya”, 2012]
“El 3/3/1983, Francisco y La Guacamaya realizaron el rescate más alto del mundo para un 500D en Mérida a 14200 pies”
La Guacamaya en ‘Neblina’ 1990.
En uno de los vuelos de apoyo del grupo de expedicionarios españoles al cerro Autana, o ‘Montaña de la Vida’ en Venezuela, surge en una conversación el tema de la conmemoración del 5to Centenario del ‘Descubrimiento de América’. Con el objetivo de exaltar los valores del hombre americano, que en 500 años había logrado madurar y desarrollarse, los pilotos, quienes para el momento acumulaban más de 5.000 horas de vuelo cada uno, trazan un plan alrededor de La Guacamaya, para replicar en sentido inverso el viaje de Colón a la América Continental, proyecto al que denominaron: PROYECTO TOKOARA.
La Guacamaya, aproximándose al ojo del Autana, ‘El Árbol del Vida’.
La Guacamaya, dentro del Autana, ‘El Árbol del Vida’.
La Guacamaya, saliendo de vuelta del Autana.
La Guacamaya, sobre una piedra gigante del sur de Venezuela.
El Proyecto:
“Hallé unas tierras las más hermosas, llegué una mañana a la hora de tercia, y para ver esta hermosura, acordé surgir; creo que este es el paraíso terrenal, a donde no puede llegar nadie, salvo por voluntad divina.” ~Cristóbal Colón, 1498
Ruta del Tercer Viaje de Cristóbal Colón.
Desde Macuro, y siguiendo la traza de Colón, La Guacamaya volaría hasta Trinidad, de allí sobre el Océano Atlántico hasta la Isla de Sal, en el archipiélago de Cabo Verde, reabasteciéndose de combustible en un punto intermedio. Desde Isla de Sal volaría hasta Tenerife, en las Islas Canarias, ya territorio español, y desde allí volaría a Palos de Frontera, antiguo Puerto de Palos, en España, punto de partida de las expediciones de Colón, tocando en tres continentes. Los puntos de control incluirían, además de los puntos en la ruta, Dakar y Maiquetía. Esta planificación se hizo con la asistencia del Cap. Humberto Luengo. Para cubrir la mitad del viaje, se requerían unas 10 horas de vuelo, en un helicóptero diseñado para solo 4 horas de autonomía.
Para ello se envió el YV-304CP en un avión C-130 Hercules de la Fuerza Aérea Venezolana, el 3134, hasta Ft. Lauderdale en Florida, para modificar los sistemas de combustible, navegación y comunicaciones. Se instalaron en función de esto un Tanque Robertson Aviation de 1180 litros de combustible que aumentaba su autonomía a 12 horas, un sistema de posicionamiento global Garmin GPS 100 (una verdadera novedad para la época) y dos horizontes artificiales adicionales, una computadora de combustible Shadin Miniflo-L que junto con el GPS permitía tener absoluta noción de la gestión del combustible, y un radio de comunicaciones HF de largo alcance Bendix King que permitía garantizar las comunicaciones entre los continentes Americano y Africano. En estas participó el Técnico de Tokoara, Carlos Pérez.
La primera prueba de las modificaciones se efectuó el día 11 de Octubre de 1992, en el cual La Guacamaya realizó un vuelo entre Ft. Lauderdale, Florida, EUA y Caracas, Venezuela, de 1902 km sin escalas, en un tiempo de 11 horas y 6 minutos, estableciendo el récord mundial de distancias largas para aeronaves de ala rotativa.
Arribo a ‘La Carlota’, 11 de Octubre de 1992.
Arribo a ‘La Carlota’, 11 de Octubre de 1992.
El plan original tenía pautado el arranque del vuelo oficial para ese mismo 12 de Octubre, pero para la fecha no se había logrado confirmar la disponibilidad del buque de la Armada Venezolana que los esperaría en el punto medio del Océano Atlántico , aproximadamente en la latitud 15N y longitud 42W, para hacer el re-abastecimiento de combustible y permitir el descanso de la tripulación, elemento esencial para la ejecución del vuelo . Esto retrasó por completo el viaje, el cual tuvo que ser aplazado hasta conseguir un nuevo buque. También se planeaba contar con el apoyo de un hidroavión de salvamento PBY-5A Catalina como apoyo, pero al final tampoco participó de la travesía.
Como recuerdo del viaje, avanzado el verano se extrajo del Rio Orinoco una roca de aproximadamente 3 metros de largo, por 2 metros de ancho y 1,8 metros de alto, la cual fue trasladada a Puerto de Palos para ser colocada como parte de la ‘Plaza Macuro’, la cual tendría forma circular (tal como la forma que representa al planeta, la cual fue confirmada por Colón) y estaría orientada en su conjunto en relación a los sitios de inicio y llegada. La piedra, colocada sobre un pedestal con una placa conmemorativa, representaría nuestro continente y sus culturas milenarias precolombinas. En el lado opuesto estaría el pódium donde se posaría La Guacamaya al final del viaje dejando su huella en el sitio. Y en el centro, una escultura de Rafael Barrios, llamada “Tercer Horizonte” que representa las tres de velas de Colón, hinchadas.
Roca del Rio Orinoco, representando nuestro continente.
Elaboración del “Tercer Horizonte” de Rafael Barrios.
‘Plaza Macuro’, Palos de Frontera, España.
‘Plaza Macuro’, Palos de Frontera, España.
Ubicación ‘Plaza Macuro’, Palos de Frontera, España.
Finalmente se logró ubicar y acordar un buque que sirviese de helipuerto y punto de reabastecimiento en medio del océano, el cementero español ‘Sorolla’, en ruta hacia África. Para tal efecto, sobre su cubierta, se fabricó y adapto una plataforma de aterrizaje. Con este obstáculo salvado, finalmente se podía proceder con el viaje.
Buque Cementero ‘Sorolla’ de bandera Española.
Evaluando las modificaciones a la cubierta del ‘Sorolla’.
Adaptando la cubierta del Buque Cementero ‘Sorolla’.
Adaptando la cubierta del Buque Cementero ‘Sorolla’.
El Vuelo Trasatlántico:
El día 9 de Diciembre de 1992 parten, desde el Helipuerto de Venceramica en Caracas, los pilotos Francisco Pacheco y Tomas Spanier, a bordo de la Guacamaya con destino a Macuro, en el extremo este de la Península de Paria, lugar a donde solo se puede llegar por mar, o por aire en helicóptero.
Ángel Zambrano, director de la Oficina Central de Información, fue el único en dar apoyo gubernamental al proyecto.
En Macuro se ofrece una misa para bendecir a la aeronave y su tripulación, en la que el párroco, Padre Jorge Vinnori, expresa, poniendo el proyecto como contraposición: “Y en ese camino, lo mas fácil, es sentir el cansancio, lo sentimos en nuestra vida frente a los tropiezos que encontramos, lo sentimos en nuestras empresas, en nuestros trabajos, por las dificultades que se presentan, y para el ser humano, es lo más fácil el decir, ‘es que yo no puedo’.”
Para continuar diciendo “Nuestros hermanos en su viaje nos darán una señal especial, de esa comunión” y “miren, miren a lo alto, para reconocer, como en verdad, por encima de las tempestades siempre reina la paz y la serenidad.”
Concluidos los actos en Macuro, La Guacamaya despega rumbo a Puerto España, Trinidad, donde pernoctaría en el Aeropuerto “Piarco”, luego de 3 horas de vuelo.
El 10 de diciembre de 1992, cargada con 1000 litros de combustible, lo cual representaba 4 veces sus parámetros normales, inicia La Guacamaya su carrera de despegue desde Trinidad hacia la mitad del Atlántico. Dado el peso máximo de la aeronave para ese momento, avanza ligeramente alzada sobre la pista, arrastrando sus esquíes, hasta alcanzar velocidad de vuelo y lograr ganar altura.
Despedida antes de la salida de Trinidad.
Despedida antes de la salida de Trinidad. Listos para emprender el tramo más peligroso de toda la odisea.
Despegue en Trinidad, avanzando horizontalmente sobre la pista.
Despegue en Trinidad, avanzando horizontalmente sobre la pista.
Monitoreo del avance en el Buque Sorolla.
Asistencia por el vuelo 740 de VIASA Madrid – Caracas, bajo los mandos del Capitán Juan José Castro Valero.
En un contacto radial con control Maiquetía, a las 13:33 UTC, La Guacamaya reporta estar en la posición 12º 3’ N y 56º 27’ O y solicita ascenso desde el nivel 085 hasta 12.000 pies debido a una formación de estratos y estrato cúmulos y a los fuertes vientos solo le permitían avanzar a 80 nudos de velocidad. Durante el ascenso pierden contacto radial tanto con Maiquetía como con el buque Sorolla. En el barco estiman 1 y ½ horas de retraso y debido a la calima y proximidad del anochecer temen dificultades en el aterrizaje. Afortunadamente, cuentan con el apoyo del Vuelo 740 de VIASA, comandado por el Cap. Juan José Castro Valero, quien replica al helicóptero los mensajes del buque Sorolla y de control Maiquetía, indicando que estaban a 5 minutos de su posición. En el barco, el sistema de radar detecta al helicóptero en 070 a 32 millas, por lo que deciden mantener su régimen de máquinas, más Spanier reporta al barco por la radio, que debido a la calima, no ven el barco. Finalmente, Spanier le informa a Pacheco y al Sorolla que tienen el buque a la vista: “Los tenemos a la vista”.
“¡Francisco, el barco!”
“Increíble, parece un portaaviones ese barco”
Aproximando por el lado de estribor, La Guacamaya aterriza sobre la plataforma adaptada para ello en el buque: “Los navegantes de aire y mar, se encontraron hermanados en el medio del Atlántico”. Al aterrizar tan solo le quedaban 34 galones de combustible (128 lts.) a la Guacamaya. Habían recorrido 1591 Km en 9:55 horas. La Guacamaya y su tripulación permanecen a bordo del buque las noches del día 10 y del día 11 de diciembre, recorriendo 715 Km.
El día 12 de Diciembre, despegan del Sorolla con viento nordeste de 15-20 nudos, y con una velocidad del buque de 15-12 nudos, con rumbo 090. A diferencia del despegue en Trinidad, que debió ser a lo largo de la pista, en esta ocasión debieron hacer un despegue vertical desde el buque, con todo el riesgo que implicaba el peso, los vientos, y el propio avance del buque. Tomás Spanier reconoció que despegar de la plataforma del buque después de haber cargado 260 galones adicionales de combustible (980 Lts.) fue muy arriesgado, la falta del efecto tierra le daba una sensación extraña. Establecen rumbo hacia la Isla de Sal, en el archipiélago de Cabo Verde, lugar donde más de 500 años antes, hasta el momento de las travesías de Colón, “Se acababa el Mundo”. El tramo hasta Cabo verde transcurre sin novedad, donde arriban, con visibilidad ilimitada, a la pista 27 del Aeropuerto “Amílcar Cabral”, luego de recorrer 1341 km en 8:02 horas.
El día 13 de Diciembre, despegan de Cabo Verde rumbo a Tenerife, en las Islas Canarias, donde arriban al aeropuerto “Reina Sofía” luego de recorrer 1138 Km en 6:20 horas, tocando por primera vez territorio Español. Allí les esperaba un grupo de periodistas y reporteros, quienes deseaban conocer más sobre la hazaña y sobre sus protagonistas, siendo reseñados en diversos medios, periódicos y revistas.
“…de hecho, si lo pensaras demasiado, quizás no lo harías.”
“Parecía un portaviones aquel barco. Sin embargo, el barco nunca lo vimos hasta estar sobre el, debido a la nubosidad”
Finalmente, el día 16 de Diciembre de 1992, despegan desde Tenerife hasta Palos de la Frontera, desde donde había partido Cristóbal Colón, en el territorio continental de España. Arriban gloriosamente a la ‘Plaza Macuro’, monumento creado para tal fin, a las 5 horas y 15 minutos de la tarde, hora de España, luego de recorrer los 1183 km finales, en 6:50 horas, demostrando el “sostenido esfuerzo del ser humano, por demostrar lo imposible”. Sobre el pódium preparado para tal fin, dejaron La Guacamaya, Pacheco y Spanier sus huellas para la posteridad.
Inscripción en un muro en Palos de Frontera, España.
El total del recorrido de Venezuela a España fue de 5.413 Km en el aire, sin incluir los 715 Km a bordo del buque Sorolla. Se consumió un total de 2.820 litros de combustible, durante 33:07 horas de vuelo, a una velocidad promedio de 163,5 Km/h. Un récord que permanece en la navegación aérea de helicópteros.
El Espíritu de la Guacamaya:
Luego de la proeza, de haber quedado registrada para siempre en los anales de la historia de la aviación civil mundial, y removidos los equipos especiales dispuestos para el vuelo transatlántico, La Guacamaya fue vendida y sus vivos colores fueron cambiados, siendo usada en diversas tareas. Sin duda una de las más inolvidables fue la tragedia producida por las lluvias del 14, 15 y el jueves 16 de Diciembre de 1999, el peor de los días, donde los “ángeles caídos del cielo” actuaron para rescatar y salvar la vida de más de 350 mil personas. Entre los aparatos y los pilotos estaban La Guacamaya, y estaba Francisco Pacheco, esta vez piloteando un MD902 Explorer de color amarillo, lo que le valió ser reconocido por quienes rescató como “El Señor del Helicóptero Amarillo”. En el año 2001 Pacheco y Spanier traen de regreso a La Guacamaya con ellos.
Lamentablemente, el día 21 de Noviembre de 2002, a pocos días para la celebración de la primera década del histórico vuelo, La Guacamaya, fue secuestrada en Maturín por la guerrilla colombiana, dejando luego en libertad a la persona quien la piloteaba para ese momento, y nunca más se tuvo noticia de ella.
En el año 2012, con motivo de los 20 años del vuelo, y en memoria de La Guacamaya, por iniciativa de Francisco Pacheco, condecorado ‘Buen Ciudadano del Municipio El Hatillo’, la Fundación Espíritu de la Guacamaya elaboró una escultura a tamaño natural con la forma del helicóptero Hughes/MD 500D, con elementos visuales que la integran a la imagen de una guacamaya bandera real, suspendida sobre un globo terráqueo. “Un sueño hecho leyenda ‘mi GUACAMAYA’ hoy no está entre nosotros pero la llevo viva dentro de mi corazón” reseñó Pacheco en una publicación en una red social. La construcción se inició el 24 de Abril de 2012.
Planificadas para ser colocada inicialmente en el municipio El Hatillo, lugar de nacimiento del piloto transatlántico, y a pesar de contar con algunos de los permisos, por falta de entendimiento de los vecinos de la zona, la alcaldía no dio estos por completo, por lo que la escultura fue finalmente colocada en las inmediaciones del Helipuerto El Ávila, en el km 8 de la autopista Guarenas-Guatire hacia el oriente del país, en un muy emotivo acto que tuvo lugar el jueves 13 Diciembre de 2012, donde permanecerá hasta conseguirle un lugar definitivo.
Alejandro Irausquin
Tomado de: www.aviacioncivil.com.ve
Artículo original:
https://www.aviacioncivil.com.ve/tokoara-la-guacamaya-sobre-la-estela-de-colon/
VIDEO; Documental «TAKOARA».