Retro-Reseña: El manzano azul.
El manzano azul es una película estrenada en el año 2012 y dirigida por Olegario Barrera. A pesar de tratarse de un drama con muchos momentos cómicos, no podemos dejar de mencionar que posee algunos tintes fantásticos. El propio título deja esto en evidencia, pues no se trata de una metáfora; realmente existe un manzano azul en la trama. La explicación que se nos ofrece sobre esto es: Fue plantado y al momento de crecer, simplemente decidió ser azul. Podrá ser una justificación tosca, no obstante, la calidad de esta cinta se encuentra más allá de este detalle. A continuación, explicaré el por qué.
La historia se centra en Diego (Gabriel Mantilla), un pequeño niño capitalino el cual, deberá permanecer en la finca de su abuelo Francisco (Miguel Ángel Landa), ubicada en Los Andes, durante 3 meses. El motivo de esto reside en que su madre tiene compromisos de trabajo en los que no hay espacio para él. A causa de su acomodada vida citadina, Diego es un niño flojo, amargado y un poco malcriado. Al principio, no tendrá confianza en su abuelo ni se acoplará a su modo de vida rural. Sin embargo, poco a poco aprenderá a asumir las responsabilidades que se le impongan en el día a día y conocerá a personas muy distintas a él. Algunas de las nuevas experiencias en las que se sumergirá, estarán ligadas a un misterioso pero hermoso árbol manzano de hojas azules, que su abuelo parece atesorar con cariño.
Como podrán haberlo notado con tan solo leer la sinopsis, se trata de un largometraje orientado a retratar una experiencia netamente personal; La de un chico familiarizado y acostumbrado al modo de vida materialista, que debe aprender, por medio de duro trabajo y carencia de lujos, a velar por lo más importante para subsistir, en otras palabras, debe aprender a vivir. Sin embargo, la formación como ser humano no está orientada únicamente al tosco y duro adiestramiento a base de trabajo forzado, el poder presenciar y apreciar la belleza de la vida, desde sus procesos más sencillos hasta los mayormente complejos, forma parte de la aventura del pequeño Diego. Todo esto dará paso a la aparición de un muy tierno tono dramático en la cinta. Además de ingenuas escenas humorísticas que harán acto de presencia a la hora de querer enseñarle alguna lección de vida al niño citadino.
Esa es la fórmula que utiliza esta película, la cual, se siente familiar. Esto se debe a que es una formula muy parecida a la que suelen desempeñar muchos escritores entregados a los libros de auto ayuda. El concepto de: retirarse o aislarse del ambiente cotidiano para buscar crecimiento personal y ascender a otro plano espiritual, puede hallarse en obras escritas por Paulo Coelho o William Paul Young. No obstante, resulta comprensible si este detalle genera recelo entre los posibles espectadores siendo que el género de la auto ayuda ha sido duramente criticado por sus historias empalagosas y moralejas poco apegadas a la realidad. A esos lectores inseguros, puedo garantizarles que El manzano azul es una historia coherente con ejecución eficaz. Sus mensajes son expresados a través de simpáticos y cómicos momentos, fáciles de digerir. Su puesta en escena incluye la belleza natural del territorio andino, ambiente donde se puede percibir un aroma de tranquilidad. Locación perfecta para el desarrollo de un drama sencillo y bien intencionado que no pretende forzar al espectador a engullirlo.
Destaca la actuación de Gabriel Mantilla. Se puede notar el potencial de este joven actor al ejecutar una interpretación convincente del niño Diego que a pesar de ser necio y apático, no puede dejar a un lado su infantil ingenuidad. Lamentablemente, no hemos podido presenciar la evolución de este joven actor en años recientes debido a su ausencia en los medios audiovisuales. Por otro lado, Miguel Ángel Landa es la perfecta elección para el personaje del abuelo Francisco. Su sonrisa sincera, de la mano de su semblante benévolo, permite que le otorguemos nuestra confianza y nos sintamos cómodos al verlo en pantalla. Además, se trata de un veterano de la televisión y el cine nacional, no existe entonces mejor opción para interpretar a un abuelo sabio de carácter cálido, pues Landa fácilmente podría ser esa figura fraterna para el ambiente de la cinematografía venezolana.
Si algo negativo puede decirse de esta película, ese es su genérico e inevitablemente, aburrido villano. Sé que, hasta este punto, muchos lectores no se imaginaban que esta película contaba con un personaje que desempeñase el rol de villano. Esa sensación es natural, ya que estamos ante una historia que si bien puede permitirse la presencia de antagonistas, la inclusión de un personaje netamente malvado resultaba innecesaria. En este caso, se trata de un terrateniente cuyo propósito es el de arrasar con las fincas andinas, incluyendo la del abuelo Francisco, para instaurar complejos turísticos en el área. Una motivación verdaderamente trillada. A pesar de no tratarse de una mala interpretación por parte de Marcos Moreno, su personaje resulta plano y, para mayor inri, aparece en muy pocas escenas, por lo que casi no es desarrollado dentro de la trama. Solo se muestra para dejar en claro sus crueles planes empresariales. Esto, termina por hacerlo un personaje lleno de carencias.
Pasando de los personajes, valdría la pena señalar el significado del curioso árbol de hojas azules que existe dentro del guion. Debemos decir, que este elemento resulta ser ambiguo, tristemente. No existe una autentica explicación para el peculiar color del árbol y su propósito en la historia no es realmente claro. Simplemente, es utilizado como recurso para el avance de otras sub tramas alternas de la cinta.
A pesar de que tranquilamente, pudo haber concedido mayor desarrollo a sus personajes y así, extender su duración, El manzano azul es una película que goza de buena calidad técnica, complacería (al menos en ese aspecto) a algunos de los detractores consecuentes del cine nacional. Su banda sonora, constituida de varias versiones de la canción Si de noche ves que brillan, resulta conmovedora y se adecúa al tono del filme, que inspira empatía por los más humildes y nos motiva a demostrar un mayor aprecio por quienes se encuentran en nuestro entorno. El corazón de los actores es honesto a la hora de interpretar a los personajes establecidos, por lo que sus interpretaciones se sienten autenticas. Las enseñanzas que pretende impartir, son de gran valor. Vale la pena escuchar al abuelo Francisco, así como valdría la pena escuchar los consejos de tus viejos pero experimentados padres, cuya sabiduría quizá conozcas pero no has aprendido a apreciarla.
Calificación final para esta película: 3.5 puntos sobre 5
Raul Briceño/rr.