Tragedia del Rio Orinoco Octubre de 1980. (Grupo Madera).
“LA TRAGEDIA DEL RIÓ ORINOCO OCTUBRE 1980”
Historia.
El Grupo Madera es una agrupación musical creada por: Juan Ramón Castro, Ricardo Quintero, Jesús “Chu” Quintero, Felipe Rengifo “Mandingo”, y Carlos Daniel Palacios en 1977, en el barrio Marín, de San Agustín del Sur (Caracas), con el propósito de proyectar y difundir las manifestaciones culturales Afro Venezolanas, tanto por medio de la investigación de las raíces africanas asociadas a la cultura nacional, así como por la interpretación de dichas manifestaciones.
El grupo, representa un valor patrimonial de la parroquia San Agustín, por el desarrollo de una importante labor de investigación, proyección y trabajo sociocultural comunitario de las manifestaciones populares y tradicionales del país. Fue el reflejo de todo lo que hasta el momento había ocurrido social y musicalmente en su parroquia, convirtiéndose en un legado cultural del lenguaje musical de su tiempo que aún no pierde vigencia.
Acontecimiento.
Pero fue el día 15 de agosto de 1980, cuando una tragedia enluta no solo al Barrio Marín de San Agustín del Sur, sino a toda Venezuela.
Ese día 15, los integrantes del grupo se encontraba en Samariapo, una pequeña población ubicada en el Estado Amazonas al sur de la República Bolivariana de Venezuela, cumpliendo con una invitación hecha para realizar una gira fluvial a través de los pueblos indígenas del Estado, emitida por la Dirección y Promoción del Consejo Nacional de la Cultura, a cargo de Levy Rossell Daal, también director para ese entonces del Plan Nacional de Animación Cultural perteneciente a La Fundación del Niño.
Aproximadamente a las 8 de la mañana, comenzó lo que iba a ser un recorrido de 14 horas. Con un río crecido y mal tiempo, se alistan en la embarcación Falka “Esther”, la cual saldría del puerto fluvial de Samariapo con destino a San Fernando de Atabapo. Tal embarcación es abordada por un grupo de 45 personas, entre las que además se encontraban los integrantes del Grupo de Teatro Infantil “Chichón” de la Universidad Central de Venezuela, el Grupo Unión Cultural de Barrios de Barquisimeto, y oficiales de la Marina de Guerra.
No habían transcurrido cinco minutos del inicio de la travesía, anunciada como un largo viaje bordeando caños y desafiando la corriente de nuestro río padre, cuando el presagio de algo extraño invadió el primer nivel de la rústica nave: un hilo de agua que en segundos se convertiría en torrente, penetraba todos los compartimientos de aquel frágil barco, desde el cual aún se divisaba el muelle desde donde habían partido momentos antes, bajo una pertinaz lluvia.
Las aguas del Orinoco se tragaban la falka “Esther, una embarcación de madera construida en el año de 1979, en la Ciudad de Manaos, en el Estado Amazonas de Brasil, y con una capacidad para treinta toneladas.
Las crónicas del día siguiente dejaban para la historia el registro de un hecho, que por su magnitud y significación, quedaría bautizado como “La tragedia del Orinoco”, fatídico evento en el cual, y en circunstancias que nunca fueron esclarecidas, perdieron la vida 18 jóvenes venezolanos y venezolanas, de los cuales, 11 de las víctimas eran del Grupo Madera, 2 jóvenes de Amazonas, 2 de Barquisimeto, 1 del Grupo Chichón de la Universidad Central de Venezuela, 1 miembro de la Armada y 1 excursionista.
Causas de la tragedia.
Para Armando Carías, sobreviviente de la tragedia, periodista y director del grupo Chichón de la UCV para aquel entonces, existen suficientes indicios que comprueban que no fue un simple naufragio productos de la negligencia de los pasajeros, como se intentó mostrar a través de los medios de comunicación, sino que se trató de toda una emboscada que respondió a los intereses políticos y económicos de la época.
En ese escenario, añade: «los grupos artísticos y culturales, que teníamos una actividad de compromiso con la comunidad y de defensa con la identidad, no éramos bien vistos. Y el hecho de que un grupo como Madera o como El Chichón quisieran llevar un mensaje de reivindicación de la cultura popular a las comunidades indígenas de Amazonas, nos convertían en intrusos de unos espacios negados a actividades de esas características».
Precisamente, en la década de los 80, este territorio indígena venezolano estaba en manos de la secta evangelizadora “Nuevas Tribus”, y en donde también lideraban y predominaban los intereses mineros, por lo que la visita de estos activistas culturales generaba cierto escozor tanto en las autoridades nacionales como en las locales.
Agrega Carias: «Habían muchos intereses en la minería de la zona, y los intereses económicos no veían con buenos ojos que artistas populares comenzaran a llevar un mensaje de reivindicación de los valores culturales. En alguna medida éramos unos subversivos en ese lugar».
Señala que apenas habían transcurrido 5 minutos de haber zarpado del puerto cuando los pasajeros comenzaron a notar los problemas: «Nos dimos cuenta que empezó a entrar agua porque dejaron la compuerta abierta deliberadamente. Nosotros como pasajeros le decíamos a la tripulación: está entrando agua en el barco. Y ellos sólo decían que era normal, pero cada vez entraba más agua y ellos no hacían nada».
A pesar de no haber transcurrido mucho tiempo de haber zarpado, Carías recuerda que las autoridades no enviaron ningún tipo de ayuda. «Estábamos a la vista del puerto. No mandaron equipos, no mandaron nada, allí hubo un atentado y de eso no tengo la menor duda. La orden seguramente fue: manden a esos muchachos para que se ahoguen, para que aprendan y escarmienten y dejen de estar viniendo para acá a expropiarnos nuestro negocio”.
Conclusión.
Actualmente está en curso un documento ante la Fiscalía General de la República, introducido por “La Fundación Grupo Madera” y el periodista Armando Carias, en el cual se solicita la reapertura de la investigación sobre las causas y los responsables, tanto individuales como institucionales, de las muertes ocurridas en esta tragedia.
Las labores de rescate de las victimas duraron aproximadamente 45 días. Se utilizaron varios helicópteros, embarcaciones de diferentes tipos, un aproximado de 500 voluntarios entre ellos algunos integrantes de la Organización Rescate Humboldt y el Grupo de Rescate Venezuela.
Dra. wal/rr.
A continuación un extracto del documental “El Afinque de Marín”, producido y dirigido por los cineastas venezolanos: Jacobo Penzo y Carlos Azpurua, donde se aprecia el trabajo realizado por estos extraordinarios cultores populares.
Aquí el documental completo.