Tragedia de Vargas. 1999, (+Testimonios)
Caracas 13 de Diciembre.- Este 15 de diciembre se cumplen 20 años de una de las peores tragedias ocurridas en nuestro país, y en especial en el estado La Guaira –antiguo Estado Vargas-, donde ocurre este evento con mayor intensidad.
La Tragedia de Vargas, denominada también como el Desastre de Vargas, es como se le conoce al conjunto de deslaves, corrimientos de tierras e inundaciones ocurridas en las costas caribeñas de Venezuela el 15 de diciembre del año 1999 y especialmente trágica para el estado Vargas, desde donde recibe la denominación, pero que afecta a otras regiones del país. Este es considerado el peor desastre natural ocurrido en el país después del Terremoto de Venezuela de 1812. Las cifras de fallecidos aunque sin carácter oficial se calculan desde centenares hasta miles (van desde 7000 hasta 30 000 muertos dependiendo de la fuente), mientras que los damnificados tampoco confirmadas oficialmente se cuentan en decenas de miles. Este hecho aparece en el libro Guinness de los récords como el de mayor número de víctimas mortales por un alud de barro en el mundo.
Las zonas más afectadas por el desastre natural los días 15, 16 y 17 de diciembre fueron las costas de los estados Vargas -hoy estado La Guaira-, Miranda y Falcón. Miles de personas fueron desplazadas y pueblos enteros quedaron devastados. Entre la infraestructura perdida por el desastre se cuentan universidades, grandes hoteles, clubes, importantes comunidades, barrios, urbanizaciones, vialidad, acueductos, sistema eléctrico, telefónico, telefonía inalámbrica o celular, entre otros.
Algunos datos del fenómeno; Esta tragedia ocurre debido a las fuertes precipitaciones ocurridas y que dejan en el estado Vargas –hoy estado La Guaira- más de 1.814 mm de agua en las dos primeras semanas del mes de diciembre, causando una saturación de los suelos por la gran cantidad de agua absorbida, esto a su vez generó que el caudal de agua comenzara a bajar por las pendientes de más de 30 grados trayendo consigo deslizamientos de tierra, lodo, rocas, árboles y la capa vegetal de las montañas.
Sobre esta tragedia mucho se ha escrito y documentado, en la web se puede conseguir mucha información al respecto. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una parte del testimonio escrito el 27 de diciembre 1999, por el piloto Enrique Alberto Martín Cuervo, quien a bordo de un helicóptero modelo Bell Ranger 206B, y junto al Cap. Eladio Roca Boulton, tuvieron la oportunidad de participar en las operaciones de rescate de los sobrevivientes.
EL DESASTRE QUE NOS DESTROZO LA VIDA. II
Por: Enrique Alberto Martín Cuervo (Autorizada su publicación sin previa autorización).
Antes de entrar de lleno en el tema, debo recordar que mi intención no es de destruir, sino de sembrar y recoger frutos, daré mi opinión muy particular sobre los hechos ocurridos y mis recomendaciones de cómo evitar que la tragedia nos descontrole las actividades de socorro, soy un analista, serio y justo y eso espero demostrar.
Iniciemos con la Fase de Impacto, esto es cuando se materializa el Desastre, ese Día 15 de diciembre de 1999, la lluvia logro sus objetivos el Deslave de la cordillera de la costa (cara Norte), empezó a demostrar con hechos su poder destructivo, si, en la noche del día 15, no había plan que cumplir y si lo hubiera habido tampoco se cumpliría, el personal de Policías, Bomberos, de Grupos de Rescate, Médicos y Voluntarios, debía trabajar con lo que tenían, ellos eran la primera respuesta y prácticamente eran también los primeros afectados, ellos vivían allí y también tienen familia como todos, pues son humanos; el río bajaba con lodo, piedras y árboles (neveras, cocinas, chatarra, basura y todo cuanto se encontraba dentro de las quebradas y su cause), su fuerza impactaba sobre viviendas causando destrozos y arrastrando todo a su paso, aquí era sálvese quien pueda y como pueda, cada uno pensaba en sí mismo y en su familia, salvo alguna que otra persona con solidaridad humana, que arriesgo e incluso dio la vida por salvar la de otra persona afectada, la fuerza descontrolada de la naturaleza, destrozo no solo viviendas y propiedades, sino la vida de nuestros semejantes, aquí paso de todo, el pánico invadió con razón a todos, el impacto de las rocas sonaba como disparo de cañones, la impotencia de no saber cómo salir de esta calamidad era inmensa en los habitantes del Estado Vargas, las personas con celulares clamaban ayuda a sus familiares en otras regiones, el Desastre estaba materializándose y en pleno progreso, estábamos sí, en la Fase de Impacto.
Amaneció el día 16 de diciembre, el desastre seguía en progreso, edificios caídos, casas destrozadas, la desolación, el aislamiento, la incomunicación y la impotencia de no saber cómo salvarse invadieron a los Vargeños, ese día trágico, despego un helicóptero militar destacado en el Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR), del Ministerio de Infraestructura, para ver que ocurría y termino salvando a los que pudo y pidiendo más ayuda; de inmediato helicópteros del Caribe, despego una aeronave en misión de salvamento, del Helipuerto Ávila, hizo lo propio una aeronave, que luego retorno para informar lo que ocurría, prácticamente la zona comenzó a ser invadida por helicópteros militares y civiles, el desorden caracterizo todo este trabajo, es lógico y normal que esto ocurra (dentro de las primeras horas hasta que entre en acción el sistema Nacional de Defensa Civil, según el decreto 1.636, del 18-12-96, publicado en GO N° 36.136 del 29-01-97; lo que no ocurrió), la desesperación por salvar vidas era muy grande y estábamos todavía en la Fase de Impacto, pues los ríos seguían destruyendo viviendas y cuanto encontraban a su paso.
La locura invadió la escena, las casi colisiones entre aeronaves y aves como consecuencia de que al estar las nubes a baja altura las aves tenían menos espacio para poder volar (al igual que los helicópteros) y posarse sobre árboles destruidos, la lluvia que seguía cayendo y el viento, eran los enemigos de la rápida e improvisada operación para salvar vidas, todos trabajaron sin excepción, todos dieron lo mejor de sí por ayudar a otros (sin esperar nada a cambio), decir lo contrario es mentir, las horas transcurrían los helicópteros iban y venían del aeropuerto de Maiquetía, transportando personas. Las aeronaves pequeñas y civiles se colocaban sobre los techos de las casas y en las azoteas de los edificios, las personas no sabían que hacer (como consecuencia de la falta de cultura o preparación frente a los desastres naturales), la desesperación los invadió a todos, los pilotos y rescatistas hacían lo que podían, el desorden continuaba en el ambiente, cada aeronave hacia lo que podía, particularmente yo baje en un Bell Ranger 206B, con el Cap. Eladio Roca Boulton, propiedad del empresario Yamil Nager, salvamos vidas y ellos son nuestros mejores testigos, al igual que muchos otros, observe un panorama desastroso, gran cantidad de árboles invadían el mar junto con cuerpos que pude ver flotando, carros, techos de casas y enceres se encontraban en la zona, en la costa, personas desesperadas trataban de salvar a otros en un gesto humano y de valentía única.
Poco a poco el desorden inicial de los helicópteros fue cambiando, se definió un patrón de tráfico y se tomaron algunas medidas por demás lógicas para estas aeronaves, aunque los militares operaban en una frecuencia de radio, diferente a la de pilotos civiles que fue asignada por la Torre de Control (TWR), algo muy peligroso. Particularmente pienso que la falta de Coordinación y Comando inicial, lógica por los hechos, hubiera podido mejorar, de ser definida la autoridad competente, por ejemplo: había muchos lugares donde los helicópteros grandes tipo Súper Puma podían aterrizar, mientras las aeronaves pequeñas podían sacar con más rapidez a las personas atrapadas y aisladas en platabandas y techos, haciendo más vuelo puntuales, que efectuar el transporte constante hasta Maiquetía, de haber aplicado esto las aeronaves grandes al completar su cupo, hubieran hecho más eficiente la evacuación, no estoy diciendo que fue mala, sino repito, más eficiente. Igualmente el transporte de la Armada ubicado en la Guaira de haber zarpado pudiera haber sido utilizado como plataforma para descargar a los rescatados e incluso había lugares donde hubiese podido llegar hasta la costa sin problemas, a pesar de que el desastre continuaba en progreso. También se hubiera podido ese día 16 colocar en diferentes zonas a Controladores de Tránsito Aéreo, sobre edificaciones seguras, para que controlaran áreas específicas de operaciones de vuelos de salvamento, lo cual hubiera contribuido a poner un poco más de orden, por supuesto si se hubieran bajado rescatistas y policías en puntos claves, el orden habría prevalecido, esta es mi opinión puntual, pero el desastre nos convirtió en un desastre nuestra operación, aunque la voluntad supero los obstáculos para salvar vidas.
Durante estas operaciones un helicóptero del 2001, sé cayo al ser impactado por un árbol en el momento de acudir en auxilio de unas personas, gracias a Dios todos salieron ilesos, el susto fue grande, pero el deseo de servir y sentirse útil fue mayor, ellos organizaron a las personas cercanas y así lograron una mejor evacuación posteriormente, muchas cosas buenas y malas pasaron y debían pasar por la premura de lo que ocurría.
Al caer la noche los helicópteros progresivamente fueron parando las operaciones (por órdenes militares, no sé por qué, no siguieron salvando vidas, podían volar visual nocturno y no se hizo, habrá que aprender a hacerlo), los corazones de los pilotos se quedaron chiquiticos, al saber que dejaron personas vivas en zonas de peligro y que el río las estaba atacando, no pudieron sacar a más, pues cuando retornaban a Maiquetía con personas rescatadas a bordo, veían como tenían que dejar a otros que suplicaban por sus vidas, la tristeza y la desesperanza nos invadió la ira de la impotencia de no poder acudir en auxilio, nos deprimió, pero la fe en Dios nos fortaleció, pues esperábamos poder a volver a ver vivo a los que dejamos.
La lluvia seguía cayendo, la oscuridad de la noche nos invadió, la Base SAR del Ministerio de Infraestructura era el Centro de Operaciones en Maiquetía, lamentablemente no tenía electricidad, agua, ni teléfono, a pesar de que el hangar de Aeropostal, muy cerca de la Base SAR estaba bien iluminado y resguardado, en verdad no entiendo como la desidia del personal del aeropuerto permitió dejar sin luz el Centro de Operaciones, supongo que tendrán sus razones o excusas, lo cierto es que se debió haber utilizado las instalaciones de Aeropostal, pues eran más cómodas y amplias, en todo caso es algo para reflexionar, el desorden también era observado en el aeropuerto, forma parte del contexto lógico inicial, criticable, pero repito, lógico dada las circunstancias y el no tener una cultura para enfrentar estos hechos (por eso es lógico), en definitiva allí nadie sabía quién era el Jefe, el Coordinador o el Subordinado, todos trabajaban por su cuenta, salvo los militares que cada uno dependía de su propia fuerza, sin usurpar la del otro, es decir hasta ellos tenían comandos separados, normal en estos casos (el personal SAR de Min. Infraestructura fue dejado a un lado y marginado).
Las personas evacuadas eran trasladadas al edificio sede del aeropuerto, esto gracias a que en el Gobierno anterior el Dr. Francisco Ramírez Meza, ex Director de Operaciones, había efectuado una serie de ejercicios que conforman el Plan de Emergencia y que fue puesto en práctica, por supuestos con ciertas reservas y con sus cosas buenas y malas, las personas heridas fueron atendidas allí, trasladadas al Hospital Naval de Catia La Mar o llevadas a Caracas por vía aérea, todo el mundo hizo lo que pudo. Los coordinadores o quien sabe quién, decidieron evacuar personas y comenzaron a sacarlos a Valencia y Barquisimeto, algo enmarcado dentro de las normas de emergencia, lo cierto es que muchas personas hubiesen podido ser trasladadas a Caracas pues estaban de vacaciones en Vargas o tenían familiares en la capital y no ser evacuados a lugares remotos donde la incomunicación, agudizo la angustia de sus familiares que desconocían su paradero, repito lo hecho esta en las normas, pero lo ideal es hacer un censo y definir las prioridades de evacuación, particularmente pienso que en la madrugada usando autobuses los hubieran podido subir a Caracas, es importante separar a este tipo de evacuados, de los refugiados, son 2 tipos de personas con diferentes problemas.
Decidimos los civiles y pilotos retornar a Caracas, para ello la empresa DHL nos ofreció sus vehículos, por casualidad al llegar al Terminar Auxiliar, unos pilotos militares nos indicaron que habría una reunión para coordinar la seguridad de las operaciones áreas, ellos nos invitaron a participar, como dije fue por casualidad, luego retornamos vía autopista a Caracas, por ello sabemos que muchos de los evacuados con familiares hubieran podido ser trasladados a la capital.
Al amanecer del día 17 se dan inicio a las operaciones de salvamento, la Base SAR seguía sin servicios; nadie sabía, en los civiles, quien coordinaba, pero si había muchos que mandaban, en todo caso las operaciones aéreas fueron un poco más seguras que el primer día, pero seguía la falta de decisiones presente, aquí estamos en la Fase de Desarrollo de las Operaciones, este día no es posible, que siguiera ocurriendo lo mismo del día anterior, se continuo rescatando desordenadamente a las personas, cada quien hacia lo que quería y esto resto eficiencia a las operaciones, no se dejó personal de rescate, ni policías fijos, no se le bajo comida, ni agua, ni luz (plantas eléctricas), ni nada a nadie; el desorden comenzó a reinar en la zona, la desesperación invadió a los pobladores y se desataron las furias interiores de delincuentes, que destrozaron los bienes que la naturaleza perdono y arruinaron las vidas de mujeres decentes, en un desenfreno de delincuencia, que ni los animales tienen, era la ley del más fuerte, el mejor armado, etc., el día termino y muchos se quedaron de nuevo aislados, en la oscuridad y solo los gritos, los tiros y el terror invadió la escena del desastre esa noche del día 17, cuando el diablo entro en los cuerpos de los delincuentes, que en vez de dar gracias a Dios por permitirles vivir, le quitaron la vida a Venezolanos Inocentes y Probos, sino literalmente, si, al desatar su locura contra los bienes bien habidos de los trabajadores de mi patria.
Así transcurrieron los días el apoyo se fue canalizando, la ayuda internacional se hizo presente sobre todo la de Estados Unidos (USA), se nombró un Jefe Militar conocedor de la Guerra y no un Coordinador Civil, conocedor del manejo de los Desastres, sin embargo todos, en honor a la verdad trabajaron. Luego vino el circo y empezaron a lanzar cargas en paracaídas en zonas donde podían aterrizar los helicópteros, que así lo hicieron para recoger los paracaídas lanzados, en verdad esto da vergüenza ajena y solo está enmarcado en lo ridículo, lo mejor es que la estiba de la carga fue tan buena, que a los pobladores se le dificulto el poder sacar las cosas, pues era más fácil esperar la entrega por helicópteros de los suministros enviados, mucha carga cayo en el mar y se perdió, en verdad que fue algo inútil y que llama a la reflexión y a la seriedad.
La desesperación se tornó en ira en las personas no evacuadas de la escena de la tragedia; transportes de la Armada iniciaron las evacuaciones masivas, había prioridades, primero los familiares de algún pesado (cuentan las crónicas), mujeres con niños o en algunos casos la locura de niños solos dejando a sus padres, ancianos, cobardes, las mujeres y los hombres, en fin paso de todo aquí, la falta de suministros adecuados empeoro la situación y la torno casi incontrolable por el personal de rescatistas voluntarios allí estaba Julio Lescarboura, mi amigo y compañero, que a fuerza de la disuasión puso orden en el desespero, fue necesario bajar tropas militares, pues a nadie se le ocurrió utilizar a policías, días antes para evitar esto.
Luego de cierta calma comenzaron los rastreos para buscar sobrevivientes, pero sin la tecnología de punta indispensable (detectores térmicos y sónicos, perros, etc.), en fin se hizo como se pudo (hay mucha voluntad de trabajo) y se logró salvar vidas, pero si se tuvieran los equipos especiales el resultado quizás hubiese sido más alentador, esto lo considero una falta grave de planificación en la disposición de equipos para enfrentar emergencias. Muchas cosas se pueden hacer y tener listas para evitar ser sorprendidos por los desastres, como tener por ejemplo una especie de contenedores ligeros transportables por helicópteros, que sean centros de atención médica o de suministros, en fin ideas hay muchas.
También hay una crítica a los medios de comunicación, radiales y televisivos, o más bien al organismo competente del Estado que no supo coordinar adecuadamente el manejo de la información, esto tiene relación con lo siguiente:
El trabajo de recolección de nombres de personas rescatadas, heridas, muertas, desaparecidas, evacuadas y trasladadas, hecho por los medios de comunicación social, fue extraordinario y único, lamentablemente el desastre tomo por sorpresa a los organismos competentes (como casi siempre ocurre, menos en Falcón y Miranda) y esto no fue posible llevarlo, hasta que la prensa inicio esta titánica y valiosa labor, pero el problema era que todos querían saber por sus familiares y amigos, debía tener varios televisores encendidos en diferentes canales, así como las radios, pues todas transmitían informaciones, si solo tenía un televisor o un radio era la locura, los cambios de canales y emisoras eran constantes, el nerviosismo invadió a muchos, la desesperación fue producto de este estrés por el deseo de información, cuando venía la cadena nacional, todos esperaban ver la lista de nombres y salía el Sr. Presidente de la República, explicando las operaciones que se haría, no estoy criticando esto, que por demás es importante, solo considero que el organismo competente del Estado también debía encadenar a las televisoras y emisoras de radio para transmitir en conjunto los nombres de las personas afectadas de una u otra manera, con lo cual se hubiera tranquilizado a sus familiares y amigos, es decir tener una hora para la cadena de información de datos. Igualmente era necesario informar a los ciudadanos de que debían hacer, como organizarse, quitar los obstáculos de los techos, en fin, encadenarse para informar que hacer sobre todo esto con los Radios, por ejemplo Banesco y Rescate Humboldt repartieron una gran cantidad de radios de pila, para que las personas tuvieran, si se quiere, algo que escuchar, por supuesto todos los locutores daban recomendaciones, pero que bueno hubiese sido si todo fuera coordinado y lo dicho se escuchara en cadena, la prensa en general de todo tipo trabajo muy duro y dio un respaldo del cual nos sentimos orgullosos y esto puede ser mejorado, esta es mi intención.
Muchas cosas buenas y malas ocurrieron en Vargas, el salvar muchas vidas fue lo mejor, la muerte de un voluntario al inyectarle insulina en vez de tóxoide, el que los Militares detuvieran al Gobernador de Vargas, el Sr. Laya (un gran error), un helicóptero de CVG tuvo un accidente, el de Banesco se le apago la turbina en vuelo y cayo, a bordo estaba el presidente de Banesco, Juan Carlos Escotet, que dio una demostración de ser un verdadero hombre y siguió volando y salvando vidas junto al personal de la Organización Rescate Humboldt (ORH), de la cual es miembro, un helicóptero del presidente del Aeroclub Caracas, se enredó con unos cables y gracias a Dios no paso a mayores, el helicóptero de la Fundación Pacifico, un Robinson 44 aterrizo él los campos de Golf y un tubo metálico producto del viento de las otras aeronaves impacto con las palas del rotor principal, sin vidas que lamentar, también el día 22 de diciembre 2 aeronaves se estrellaron al llevarse cables no señalizados de alta tensión, uno fue el YV-884CP, un helicóptero del Empresario Luis Rojas, que colaboro como nadie, allí murieron lamentablemente 8 personas y un miembro de la ORH, que fue el piloto Cap. (AC) José Fuenmayor, la otra aeronave fue un Súper Puma de nuestra Fuerza Aérea, donde murió un Coronel, el apoyo de helicópteros fue vital en esta operación, esperamos que esto sirva de lección para que en Caracas se den permisos a más helipuertos en los edificios y que los dejen usar, así como lograr que las empresas eléctricas, coloquen señales en los cables.
Igualmente considero que los helicópteros de la Armada que tenían equipos FLIR, fueron Sub utilizados, ellos podían hacer rastreos de búsqueda electrónica por condición térmica, ubicando a más sobrevivientes, sobre todo en las noches (visión nocturna del Flir), igual acción debieron efectuar los Grupos de Salvamento y Bomberos (trabajar de noche, siempre que tuvieran los equipos idóneos).
Para finalizar con esta Fase de Desarrollo de las Operaciones, quiero decir que falto coordinación y planificación, aunque hubo mucha voluntad y demostraciones de trabajo, pero hay que reflexionar sobre lo hecho y aprender a volar de noche o dejar a los que lo saben hacer, para seguir salvando vidas.
Deseo dar como una reflexión importante, que si las autoridades competentes, no van a dejar que los Expertos Manejen los Desastres, deberán entonces convertir a las Fuerzas Armadas en Expertos, pues de lo contrario la Gerencia Ineficiente, impedirá las acciones ideales para salvar vidas. Yo no estaría de acuerdo con esto, pero al parecer en Venezuela, los Militares saben de todo y son expertos en todo, en vista de ello, no quedara más remedio que darles la Defensa Civil.
Con esto finalizo este segundo artículo que complementare con el último o tercero donde toco la Fase de Mitigación (evitar el próximo evento adverso) y Reconstrucción. –Fin del artículo-.
Hoy después de 20 años el Estado La Guaira –antiguo Estado Vargas- prácticamente se encuentra totalmente reconstruido, con algunas salvedades. El camino de la reconstrucción, no solo físico, sino del tejido social del estado La Guaira, ha sido un proceso complejo en lo político y social, lleno de altas y bajas.
En estos 20 años, La Guaira, se ha transformado y se puede decir que volvió a la vida. Sin embargo, aún lleva sobre sus hombros la huella de la tragedia y el peso de las consecuencias de no haber acatado en parte los planes de desarrollo y de la terquedad de muchos lugareños de querer proseguir con su rumbo y hábitos de vida, al permanecer todavía conviviendo dentro de los cauces de los ríos y quebradas.
Aunque el estado costero muestra un rostro recuperado, especialmente por la inversión gubernamental que se concentró en la reconstrucción de vías, balnearios, reforestación, construcción de estadios deportivos y la primera etapa de la canalización de ríos y obras de minimización de riesgos, la tragedia pareciera lucir viva por dentro. Quizás lo más significativo es que muchos lugareños ya se acostumbraron y ven las huellas y las ruinas de los edificios implosionados producto de la tragedia de 1999, como algo que sigue allí y que ya forma parte de la cotidianidad.
Hay cicatrices que desaparecen con el tiempo, sin embargo, otras perduraran por siempre.
La Guaira hoy
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