Tragedia de “La Gripe Española” 1918.
Un poco acerca de su Historia.
La pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española, fue una pandemia de inusitada gravedad, causada por un brote del virus Influenza A del subtipo H1N1. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables así como también algunos animales, entre ellos perros y gatos. Se considera la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera como uno de los ejemplos de crisis de mortalidad.
La enfermedad se observó por primera vez el 4 de marzo de 1918, en Fort Riley (Kansas, Estados Unidos) aunque ya en el otoño de 1917 se había producido una primera oleada en heraldo, en el cual había al menos catorce campamentos militares. Un investigador asegura que la enfermedad apareció concretamente, en el Condado de Haskell, en abril de 1918, y en algún momento del verano de ese mismo año este virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo transformó en un agente infeccioso letal. El primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses aliadas en la Primera Guerra Mundial.
Ahora bien, recibió el nombre de gripe española porque la pandemia ocupó una mayor atención por parte de la prensa en España, que en el resto de Europa, ya que esta no estaba involucrada en la guerra y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad. Aunque el origen del virus se acepta que fue en Estados Unidos, el 4 de marzo de 1918 en Camp Funston, uno de los campamentos militares establecidos en Kansas tras el comienzo de la I Guerra Mundial, donde se registró el primer caso. Un estudio realizado en el 2014 plantea la hipótesis de que el origen de una de las cepas letales del virus, se pudo originar en Madrid, aunque sin pruebas científicas de que esto fuera así.
Con el fin de estudiar la pandemia de gripe, los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus. Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de un escape accidental (o liberación intencionada) de la cepa, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el perfil poco común de edad de las víctimas.
Algunas cifras sobre esta Pandemia.
Se desconoce la tasa de mortalidad de la pandemia de 1918-1920, pero autores como Juan Carlos Losada (2012), estiman que murieron del 10 % al 20 % de los infectados. Su tasa de morbilidad pudo llegar hasta la mitad de la población mundial, pero otras fuentes la elevan hasta dos tercios, esta tasa de letalidad significa que entre un 3 % y 6 % de la población mundial murió, pero varía muchos con las poblaciones, pues pueblos indígenas del Pacífico o el Ártico llegaron a perder hasta el 90 % de su población. La gripe pudo haber matado a 25 millones de personas en las primeras 25 semanas. Estimaciones más antiguas indicaban que murieron entre 40 y 50 millones de personas. Sin embargo, gran cantidad de países no disponían de un servicio sanitario capaz de recoger datos fidedignos y muchos de los muertos no fueron contabilizados; por esta razón estimaciones actuales mencionan entre 50 y 100 millones de víctimas. Es difícil, sin embargo, compararla con otras importantes pandemias de gripe del pasado, de las cuales ahora es imposible extraer alguna información, como por ejemplo la de 1580.
España fue uno de los países europeos más afectados, con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y más de 200.000 muertes (a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a “solo” 147.114 personas).
Se estima que en China murieron 30 millones de personas, alcanzando una mortalidad del 40 % de la población en algunas zonas. En el Ejército de China, al menos el 35 % de las tropas que se enfermaron murieron. En Estados Unidos, cerca del 28 % de la población padeció la enfermedad y murieron entre 500.000 y 675.000 personas. En el Reino Unido murieron 250.000. En España 200.000 (el 1 % de la población). En Colombia aproximadamente 3000 (Principalmente en el departamento de Boyacá). En Venezuela de 30.000 a 80.000 casos. En Argentina oficialmente 14.997, aunque se estima el doble. En Paraguay unas 2.000 personas. En Francia 400.000 y en Italia una cifra similar. En la India británica fallecieron de 10 a 17 millones. Las estimaciones sobre el África subsahariana hablan de 1,5 a 2 millones de víctimas. En Alaska en el pueblo Inuit de Fairbanks, de los 80 habitantes, 78 murieron en sólo una semana y en Sudáfrica, murieron comunidades enteras. En Australia murieron unas 80.000 personas y en Fiyi murió el 30 % de la población en sólo dos semanas, mientras que en Samoa Occidental el 40 %. En Chile murieron 43 113 personas.
En el caso del Perú, se documentaron tres olas de gripe, la primera en Lima, entre julio y septiembre de 1918. La segunda fue entre noviembre de 1918 y febrero de 1919, la misma que se extendió a Trujillo e Iquitos, en el río Amazonas. La tercera ola se registró entre enero y marzo de 1920 en Lima y de julio a octubre en Ica. No se cuenta con datos precisos sobre la mortalidad que causó el virus. Respecto a Colombia, la pandemia comenzó a circular en Bogotá y luego el departamento de Boyacá dejando 2800 fallecidos a su paso en octubre de 1918 y se prolongó hasta agosto de 1919. En Costa Rica se cuenta información de un aproximado de 2300 fallecidos según datos revelados en marzo de 1920.
Autores como Qureshi (2016, p. 42) sostienen que la Primera Guerra Mundial no causó la gripe, pero sí contribuyó decisivamente a su propagación. En primer lugar porque un factor en la transmisión de la enfermedad fue la cantidad de viajes entre combatientes. La modernización de los sistemas de transporte posibilitó que los navegantes propagaran más rápidamente la pandemia sobre todos los continentes. En segundo lugar, por el movimiento de tropas y la mayor propagación que permitía más mutaciones aún. Además los soldados estaban debilitados por la tensión del combate, la mala salubridad, los ataques químicos y por poseer un sistema inmunitario joven con capacidad para sobre reaccionar contra el virus.
La Pandemia en Venezuela.
En nuestro país dicha pandemia generó gran caridad de muertos, se señala que el número total de fallecidos que dejó la gripe española, estuvo como se indicó anteriormente, entre los 30 y 80 mil personas, un número alto si se toma en cuenta que la población total del país para esa época llegaba a los tres millones, de los cuales el 75 por ciento era rural y sus condiciones de vida eran de miseria y en condiciones de insalubridad, lo que generaba un ambiente sombrío y devastador.
Un trabajo de investigación realizado por Luis Heraclio Medina Canelón, describe muy acertadamente lo ocurrido durante la pandemia aquí en Venezuela.
Cito: “Algunos cuentan la historia sólo como una sucesión de hechos militares: batallas, campañas, combates y alzamientos militares; como que si los únicos personajes dignos de mención son los generales y los soldados en general, pero los hechos trascendentes de una nación también han sido protagonizados por la gente común, los maestros, los médicos, los periodistas, los estudiantes, en fin, gente que no se ha vestido de uniforme y que no ha empuñado un arma para matar a otro. Muy importante es la historia de aquellos que pusieron su vida en riesgo para salvar a los demás y para curarlos de sus enfermedades, como es el caso de aquellos centenares de médicos, estudiantes, voluntarios y gente del común que se enfrentó a la más devastadora de las pestes que ha sufrido Venezuela en toda su historia: La gripe española.
Después de cumplirse ciento dos años del evento más trágico de toda la historia de Venezuela: La peste española de 1.918. Ni la guerra de independencia, ni todos los terremotos juntos, ni las guerras civiles y revoluciones mataron a tantos venezolanos en tan corto tiempo. En 1918 la gripe o peste española acabó con la vida de decenas de miles de venezolanos sin distinción de edades, clases sociales o profesiones, y prácticamente no es mencionada en los libros escolares de historia y son relativamente pocos los que hoy conocen de ella.
¿QUÉ FUE LA GRIPE ESPAÑOLA?
La influenza o virus de la gripe existe desde tiempos inmemoriales. Se le llamaba en los tiempos antiguos “influenza” porque se consideraba que era producida por la mala influencia de los planetas y cuerpos astrales sobre la maldad del mundo. Es un virus que muta de vez en cuando, variando sus características y es endémica en algunas partes del mundo. En Venezuela se registraron anteriormente otras epidemias de gripe pero no causaron tantos estragos. Ahora bien, para 1.918 el mundo estaba enfrascado en la peor tragedia creada por el hombre: la gran guerra europea o primera guerra mundial, como la llamamos hoy, que desde 1.914 llenaba de muerte, miseria y destrucción los campos y ciudades de Europa. Son los principales factores de propagación de la gripe el hacinamiento, la falta de condiciones de salubridad y la debilidad de los enfermos. Todos estos factores están asociados con la miseria y con la guerra.
A todas estas, se produce un primer brote en Fort Riley, Kansas, en la costa oeste de los Estados Unidos, en un cuartel donde se concentraban miles de soldados antes de partir al frente europeo. La tropa, algunos con los primeros síntomas eran trasladados desde la costa oeste norteamericana hasta los puertos del Atlántico estadounidense para seguir a Europa. De allí por barco el virus fue llevado por soldados enfermos a Inglaterra y Francia donde eventualmente también contagiaron a británicos y franceses y luego a los enemigos alemanes y los otros aliados. El virus encontró un excelente caldo de cultivo en los infelices soldados que sufrían las infernales condiciones de insalubridad de la guerra de trincheras: sin agua ni alimentación suficientes, sin baños, viviendo en madrigueras junto a cadáveres, ratas y piojos, que año tras año se habían incorporado al paisaje. Allí el virus se hizo más fuerte e infectó a todo a su paso.
¿Y POR QUÉ LA LLAMAN “GRIPE ESPAÑOLA”?
Es un lugar común que “las primeras víctimas de la guerra son la verdad y la información”. En efecto, los países en guerra (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, etc.) en esos tiempos de guerra tenían una fuerte censura de prensa: no permitían que ninguna noticia que pudiera desmoralizar o desalentar a sus poblaciones o a sus tropas se diera a luz pública, por eso no permitieron que se conocieran las noticias de la epidemia en sus países. Quizás esto fue otro de los factores que ayudó a la generalización de la epidemia. En algún momento la gripe también llegó a España, que tiene extensas fronteras con Francia, pero éste país no estaba en guerra y gozaba de cierta libertad de prensa y expresión, por lo que las noticias e informaciones de la epidemia rápidamente se hicieron conocer: “Hay una peste en España. Hay una pandemia en España. La peste que hay en España….LA PESTE ESPAÑOLA¡¡¡¡¡ “ Y así, históricamente se conoce una pandemia que había iniciado en un campo de reclutas del oeste norteamericano.
POR LA GUAIRA LLEGÓ LA PESTE
Como todos sabemos, España tiene fuertes vínculos comerciales y sociales con Suramérica, y especialmente con el Caribe, donde estaba sus colonia predilectas, Cuba y Puerto Rico que recién muy pocos años antes habían conseguido su independencia tras la guerra hispano-norteamericana. Pues bien, en alguno de los tantos vapores mercantes que circulaban entre España y las Antillas venía la peste, que eventualmente llegó al puerto de La Guaira a principios de Octubre de 1.918.
El atraso de la Venezuela de esos tiempos era total, prácticamente todavía vivíamos en el siglo XIX. Ni siquiera existía un ministerio de sanidad. Eran pocas o ninguna las medidas de prevención sanitaria que existían en nuestros puertos, ya que lo único que le interesaba al gobierno de Juan Vicente Gómez era impedir la llegada de sus enemigos políticos. No se previó la cuarentena de buques con enfermos ni ninguna otra medida preventiva. Así se conocen los primeros casos en La Guaira el 10 de octubre; si consideramos que el virus lleva unos pocos días para su incubación, debió iniciarse en la primera semana de ese mes.
DIA A DIA LA EVOLUCIÓN DE LA PESTE
Las autoridades oficiales en los primeros días de la peste no le dieron mayor importancia; mas bien, se podría decir que ocultaban o por lo menos minimizaban la gravedad de la situación. En el BOLETIN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES (Nro. 107-108) podemos leer un telegrama enviado a Gómez el 16 de octubre por Ignacio Andrade, ministro de relaciones interiores señala que:
“…la novedad que han comunicado de epidemia
es exagerada…sólo hay un catarro que dura dos días…”
Poco a poco las autoridades militares se dan cuenta de que en los cuarteles gran cantidad de soldados caen enfermos y dan las primeras alarmas. El 17 de octubre todavía el director de la dirección de Sanidad Nacional José A. Tagliaferro le telegrafía a Gómez:
“la epidemia de gripe es sumamente contagiosa
pero no presenta ninguna gravedad…
muchos enfermos la pasan caminando
y no se registra ningún caso fatal”.
El 18 de octubre se constata la aparición de la gripe en Caracas. Para el 20 de octubre la gripe se ha esparcido por toda la Guaira, tanto así que se tienen que despachar por tren médicos a ese puerto porque todos los galenos guaireños están en cama. Ante todas estas informaciones Gómez, en su refugio de Maracay, entra en pánico y el 21 ordena al presidente provisional Márques Bustillos:
“para evitar que estos lugares de por acá, se contagien también con la referida epidemia, dicte las medidas respecto de pasajeros y mercancías que vengan por tren para estos pueblos del centro, que interesa salvar a toda costa de la referida infección”
Inmediatamente se hace lo que se debió ejecutar mucho antes: se establece un cordón sanitario en Antímano para pasajeros y mercancías que viajen por tren, automóvil, caballo, carreta, arrieros, etc., que salgan de Caracas hacia el centro por esa vía. El 25 de octubre Gómez ordena la destitución del médico de Sanidad del Puerto de La Guaira por no aislar al puerto.
Para el 26 de octubre la gripe ha llegado al Castillo de Puerto Cabello, donde la cuarta parte del personal se encuentra enfermo y el jefe de la fortaleza telegrafía al dictador:
“no sabemos cuántos más caeremos de hoy a mañana,
que Dios meta su mano y nos ampare
de esta epidemia que se nos ha presentado”
La gente acudía a los remedios caseros y tradicionales, bebían limonadas y hacían ungüentos con limón que se untaban en el cuello y el pecho. Se tomaban gárgaras de agua oxigenada y también la usaban para lavarse las manos. El 25 de octubre empiezan a aparecer los muertos tirados en las calles de los barrios más pobres de Caracas. Se prohibieron las reuniones públicas, procesiones, funciones de cine, ópera y teatro y corridas de toros. Se suspenden las clases a todo nivel. Se colapsaron por falta de personal las funciones de los tranvías, telégrafos y las centrales telefónicas. Los médicos prohibieron besos y abrazos. El gobierno prohibió a la prensa hablar de la peste, pero la Sociedad Médica de Caracas convocó por prensa a una asamblea para tratar la epidemia.
En Caracas un médico de origen judío, el dr. Aaron Benchetrit recomendaba un tratamiento con purgante de aceite de ricino y desaconsejaba los antipiréticos. Aseguraba estar curando a muchos pacientes con este tratamiento, Desde los EE.UU. algunos venezolanos comentaban que en el Norte se usaba con éxito un tratamiento similar, pero el gremio médico en general no está de acuerdo y se produce un agrio enfrentamiento entre Benchetrit y el resto de la comunidad médica que es partidaria de los tratamientos tradicionales.
En la capital, para principios de noviembre, ya los decesos diarios se acercan a cien. Se agotan las urnas. El desfile de carros fúnebres de los más pudientes y de vulgares carretas llenas de cadáveres hacia el cementerio es continuo, día y noche. Se dan varios casos de humildes enfermos inconscientes que aún con vida fueron confundidas con los cadáveres y se las fue a enterrar, pero por un ataque de tos fueron rescatados de la fosa común.
El arzobispo de Caracas, Felipe Rincón González, logra que los presos de la Rotunda que habían permanecido sin ningún tipo de atención médica reciban la visita del dr. Rafael Requena, quien les lleva medicinas, cobijas, franelas y alimentos, pero el dr. Requena cae enfermo también.
Se prohibió cualquier visita a los hospitales y sólo los parientes más inmediatos podían acompañar los entierros. Se agotan los ataúdes; los fallecidos del hospital Vargas son enterrados sin urnas en fosas comunes en un terreno habilitado para tal fin en las inmediaciones del cementerio de Caracas; se le conoce desde entonces como el sector de “La Peste”.
Se ordenó la desinfección general de tranvías, trenes, oficinas públicas y locales privados con la utilización masiva de formol y creolina. Las farmacias también se estaban quedando sin empleados y un grupo de estudiantes voluntarios comenzó a suplir a los empleados enfermos en las boticas.
Las condiciones de escasa higiene de cuarteles, cárceles y hospitales contribuyen a la virulencia de la peste, los soldados enfermos en sus catres carecen de vasos de cama y sus excreciones eran depositadas en el suelo, lo que saturaba el ambiente, enfermando a médicos y enfermeros. Los médicos aprecian que la mayor parte de las muertes se producen en el período de convalecencia y no en el período agudo, por lo que recomiendan especial cuidado en la recuperación.
PERIODICO
La universidad había sido clausurada por la dictadura, por lo tanto la primera institución científica del país tenía sus puertas cerradas. Muchos de los más ilustres médicos y de los mejores estudiantes habían tenido que ir al exilio o estaban presos. Se constituyó una Junta de Socorro compuesta por el arzobispo Mons. Felipe Rincón González, Vicente Lecuna, Santiago Vegas, Dr. Luis Razetti, Dr. Francisco. Antonio Risquez, Dr. Rafael Requena, entre otros, encargada de coordinar toda la lucha contra la epidemia. Treinta mil enfermos había en ese momento en Caracas.
Los doctores José Gregorio Hernández y Luis Razetti declaran públicamente que lo que está matando a tanta gente no es la gripe propiamente dicha sino el estado de absoluta pobreza y miseria en que viven la mayoría de los venezolanos, mal alimentados y con escasa o ninguna condición de higiene, muchos con padecimientos crónicos de paludismo y tuberculosis.
Ante el clamor y la protesta de los galenos se instalaron cocinas populares que repartían alimentos cocidos a los pobres. Oscar Yanes (“Memorias de Armandito” p. 198) cita el caso de niños de hasta doce años que jamás habían tomado leche y hombres y mujeres que nunca habían comido carne.
Con su universidad cerrada desde seis años atrás los estudiantes que no están enfermos se organizan para recolectar alimentos y medicinas que reparten en las barriadas más populares de la ciudad. Pocaterra recuerda aquellos miserables barrios donde llevaron su asistencia los muchachos de la clausurada casa de estudios: Camino Nuevo, Placer de Palo Grande, San Isidoro, Pueblo Nuevo, Caserío de la Fábrica de Vidrio, Imataca, Bulevar de Cristo, Caserío del Instituto Anatómico, Casa Madre, Sabana del Blanco, Alto de las Niguas, Bloqueo, Bajo la Tierra, Horno Negro, muchos nombres que ya no se recuerdan en la capital.
Para el 1ero de Noviembre la peste llega a Ciudad Bolívar, la trae un barco proveniente de Trinidad, donde se había desatado días antes.
En vista de la emergencia nacional, el gobierno eroga una cantidad extraordinaria de quinientos mil bolívares para cubrir la contingencia. Se le pide al dictador, que ya se perfilaba como el hombre más rico de Venezuela, alguna donación de su inmenso peculio particular en dinero, pero Gómez, hace gala de su egoísmo negándose a ello y señala por vía telegráfica al presidente provisional Márquez Bustillos:
“creo que por el momento no es oportuno,
la suma que ha dado el gobierno, bien administrada,
juzgo suficiente para llenar el objetivo
que se ha propuesto el gobierno”
Para el 3 de Noviembre la peste ya está presente en el estado Lara. En Maracay cae en cama enfermo el hijo predilecto del dictador, el coronel Ali Gómez. Para el 4 ya la peste había llegado a Margarita. En todas partes los trabajos están interrumpidos o suspendidos: tranvías, telégrafos, comercios y carreteras se quedan sin operarios por la enfermedad. El caos es total. El comercio sufre severas pérdidas por el cierre de sus establecimientos y los productores agropecuarios cercanos a la capital padecen igual por el cordón impuesto sobre Caracas ya que no pueden comercializar sus mercancías. Muchos están a punto de la quiebra. Se producen algunos suicidios en Caracas.
Para el 5 de Noviembre la gripe azota el Zulia; seis mil casos declarados para esa fecha. El Zulia no tiene recursos para atender la enfermedad y Santos Matute Gómez, presidente del estado telegrafía al dictador en estos términos:
“Extendida la gripe de modo alarmadísimo hasta llegar a seis mil casos y teniendo muy pocos recursos de qué disponer, le suplicamos prestar su decidido apoyo monetario y su valiosa influencia con el gobierno nacional a favor parte menesterosa que padezca por falta alimentos y medicinas.”
Ya para esa fecha la peste había llegado a los pueblos de Aragua. El 7 muere Alí Gómez hijo predilecto del dictador y vicepresidente del estado Aragua. En esos días también muere un hermano del dictador que nunca se nombraba.
En Carabobo, el presidente del estado, el general andino Emilio Fernández, quien gobernaba con puño de hierro la entidad, de manera precipitada huye del estado, sin avisar a sus subalternos, no deja encargado del ejecutivo ni disposición alguna para enfrentar la crisis. El general se refugia en las afueras de Los Teques mientras cunde el caos en todo Carabobo. A todas estas, el secretario general de gobierno Luis Eladio Contreras, le telegrafía desesperado a Gómez:
…mi deber me obliga a decirle la verdad
…Valencia se considera abandonada moral y materialmente por su presidente en estos momentos conflictivos para ella, y su indignación puede estallar en una manifestación del pueblo …, pues carece de recursos para atender necesidades de la actual epidemia y él ha marchado sin resolver nada en concreto y dejándome sin acción, pues ni siquiera me avisó que se iba.
El pueblo en masa prorrumpe en una sola queja…según opinión médica tenemos aquí para hoy 5.000 atacados de gripe.
Gómez, sin salir de su madriguera a su vez telegrafía al presidente de Carabobo a su refugio de Los Teques y le ordena que salga de su escondite y se ponga al frente de su estado:
…hay como 5.000 casos de gripe en Valencia y la ciudad se encuentra justamente alarmada…inmediatamente para allá …para dictar todas las medidas necesarias para combatir el mal y …. Avíseme salida
J.V. Gomez
Al poco tiempo, el general Emilio Fernández, vengativo, destituye al secretario Luis Eladio Contreras.
Para el 11 de Noviembre Maracaibo está siendo azotada por la peste; los muertos diarios pasan de 50 y no hay recursos ni económicos ni materiales para atender la emergencia. Todos los jefes y oficiales así como el médico del Castillo-prisión de San Carlos en el lago se encuentran enfermos. El obispo del Zulia telegrafía a Gómez implorando por los recursos.
Para el 23 las autoridades del Táchira reconocen que está dando un “catarro muy fuerte con mucha calentura”. Cae enfermo Eleazar López Contreras, quien salvará su vida.
El 28 de noviembre la gripe se extiende con fuerza por Falcón, Yaracuy Guárico y Cojedes. Las juntas de socorro establecidas en todas las ciudades carecen de recursos y piden donaciones al dictador. Resulta conmovedor leer los telegramas de tales juntas transcritos en el BOLETIN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES, implorando por limosnas para el pueblo pobre que de mengua y hambre moría por docenas.
Poco a poco en los lugares donde se había iniciado el virus, van bajando los índices de morbilidad y mortalidad. El 29 de Noviembre, casi dos meses después de iniciada la pandemia, se declara extinguida epidemia en el puerto de La Guaira, primer foco de infección. A fines de diciembre ya la situación estaba casi normal en Caracas. Para fin de año se permitieron las reuniones públicas, el cine, la zarzuela, y los toros. Los esbirros volvieron a sacar a los presos-esclavos a construir carreteras y se normalizaron tranvías y trenes. Progresivamente irá pasando por todos los pueblos y ciudades del país hasta inicios de 1.919, aunque en los pueblos alejados de las ciudades el proceso ocurrió más tarde. Los últimos casos registrados fueron en Mucuchíes en Febrero de 1919. Ochenta mil venezolanos murieron en el lapso de unos tres meses, muchas más víctimas de su debilidad, falta de alimentación e higiene y pobreza en general, que potenció los estragos de la influenza.
FUENTES:
“Boletín del Archivo Histórico de Miraflores” Nro. 107-108. Abril-Diciembre de 1.979. Imprenta Nacional. Caracas.
Colombet, Miguel. “Documentos que hacen historia” Editorial Alfabeto. Valencia, 1.966
Fernández, Carlos Emilio. “Hombres y Sucesos de Mi Tierra” Madrid. 1.969
Fraino Cordero, “San Carlos Medio Siglo Atrás” Ediciones Rio Tirgua. San Carlos. 1976
Pocaterra, José Rafael. “Memorias de Un Venezolano de la Decadencia” Tomo 1. Editorial Elite. Caracas. 937
Quiñones, Pedro. “Cuando la Medincina Entró en la Historia de Venezuela”. Instituto Nacional de Publicaciones. Caracas. 2010
Yanes, Oscar. “Memorias de Armandito” Editorial Planeta. Caracas 2007.
Luis Heraclio Medina Canelón. 1 Noviembre, 2019. venezuelainmortal.com
Fin del artículo.
José Gregorio Hernández ayudo durante “la Gripe Española”.
Por otra parte, Francisco González Cruz, en un artículo escrito para el portal web reportecatolicolaico.com y publicado el 14 de Marzo del 2020, señala lo siguiente: “El Dr. José Gregorio Hernández, quien estaba llegando de actualizar sus estudios de Embriología e Histología en Nueva York y en Madrid, se incorporó al intenso trabajo de asistir a los enfermos durante la emergencia provocada por la pandemia. Se crearon juntas de socorro, comisiones para cada parroquia y 6 hospitales de aislamiento”.
González Cruz agrega además que: “La Junta de Socorro Nacional queda encargada de coordinar toda la lucha contra la epidemia. La conformaron el arzobispo Mons. Felipe Rincón González, Vicente Lecuna, Santiago Vegas, Dr. Francisco. Antonio Risquez, Dr. Rafael Requena y la coordina el Dr. Luis Razetti, todos amigos y colegas del Dr. Hernández, quien se incorpora como uno de los más activos luchadores. Sustituye su costumbre de visitar a pie a los pacientes y utiliza durante veintidós días un automóvil con chofer para dar mayor alcance a su trabajo”.
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